En la actualidad, La Odisea llega a los lectores en forma escrita a través de un libro o de soportes multimedia (PDF, E-Book, etc.). Entre los siglos VIII y VII a.C. este poema épico se difundió a través de aedos (del griego aoidós que significa “cantor”) y, luego, a través de los rapsodas (del griego rabdos “bastón”, con el que marcaban el ritmo de sus recitaciones).
Los aedos cantaban poemas que evocaban las guerras del pasado, la vida de los héroes o el origen del universo en los que participaban dioses, titanes o gigantes. Se acompañaban con un instrumento musical de cuerdas, como un arpa pequeña, llamado fórminge o lira homérica. Cantaban en plazas, en fiestas dedicadas a los dioses y en las cortes de los reyes. Para captar la atención del público reelaboraban sus poemas e improvisaban de acuerdo a la atención que les brindara la audiencia. Solían ser ciegos y se los relacionaba con los adivinos pues, privados del sentido de la vista, se les atribuía el poder de ver más allá y de ser inspirados por la divinidades. Por esta razón, sus poemas comenzaban con invocaciones a las musas o a los dioses olímpicos.
Tiempo después surgieron los rapsodas que ya no improvisaban y se atenían a un texto escrito. Hombres de prodigiosa memoria, recordaban con precisión miles de versos que recitaban o cantaban acompañados únicamente por el ritmo que marcaban con su bastón. Difundieron principalmente los poemas homéricos.
Tanto aedos como rapsodas eran hombres libres que iban de ciudad en ciudad procurándose el sustento con su canto o su recitación. Aunque todavía existe discusión entre los estudiosos del tema, casi todos coinciden en considerar a Homero como un aedo.
Fuentes:
- mitoslogos.blogspot.com.ar
- García J. F. Características de oralidad. Universidad de Almería. Comunidad Autónoma de Andalucía. ual.es
Mauricio Kartun, escritor y director de teatro, se refiere en el siguiente video a los aedos como transmisores de la herencia oral de la cultura y como uno de los posibles orígenes del teatro: