¿Qué es un aula virtual? Usos posibles

Para analizar qué es un aula virtual podemos pensar desde dos perspectivas:

  • Una basada en la reflexión didáctico-pedagógica, acerca de qué son o pueden ser las aulas virtuales, el uso de estas y qué significado o sentido pueden tener para nosotros y nuestros alumnos/as.
  • Y otra lógica tecno-instrumental, necesaria para poder dominar las operaciones técnicas para construir el tipo de aula que decidimos tener a partir de una reflexión previa.

Un aula para cada necesidad

Este título, que bien pudo ser sacado de alguna publicidad, refleja algunas premisas importantes para declarar:

  • Que un aula es lo que hagamos de ella. Como en la presencialidad, un aula es un espacio físico vacío que podemos moldear; primero, con una decisión de uso (será dirección, biblioteca, aula de clases, etc.), luego con el mobiliario adecuado y su disposición espacial, y finalmente con el modo de uso. Dos aulas de clase idénticas, con los mismos bancos y recursos pueden constituirse, de acuerdo al tipo de práctica que se realice en ellas, en aulas “diferentes” a la hora de la significación y apropiación que realicen sus habitantes.
  •  Que el tipo de uso del aula y su construcción debería surgir de la evaluación de las necesidades de docentes y alumnos en un contexto determinado. Y, en ese sentido, no habría a priori usos “pobres” y “ricos” del aula en tanto y en cuanto el uso de recursos del aula sea elegido por una decisión reflexiva y no por limitantes personales, o por no animarse a buscar un poco más, o porque el uso de “toooodos” los recursos o potencialidades del aula “queda bien”.
  • Que un aula para cada necesidad es posible en virtud de la multiplicidad de herramientas técnicas que presenta la plataforma o LMS (Learning Management System) utilizado para el funcionamiento de las aulas y el campus que las reúne. Las herramientas en un aula se pueden activar o desactivar, enlazar, limitar o no en sus accesos y nivel de uso, etc., dando cierta flexibilidad para poder configurar aulas acordes con los objetivos que se tenga . El aprendizaje ubicuo puede definirse como un aprendizaje que se produce en cualquier lugar y momento. Las posibilidades que hoy ofrecen los dispositivos, cada vez más flexibles y móviles, permiten potenciar los aprendizajes, por lo que, sumado a experiencias de trabajo con el uso de las aulas virtuales, podremos pensar la oportunidad de que nuestros estudiantes tengan a su disposición materiales, propuestas de trabajo e interactúen con nosotros desde sus dispositivos con mayor flexibilidad y acceso.

El aula como auxiliar

En el texto “El aula virtual”, de Norma Scagnoli, la autora habla de un posible uso de la web como “complemento” de la clase presencial: “La WWW es usada en una clase para poner al alcance de los alumnos el material de la clase y enriquecerla con recursos publicados en Internet. También se publican en este espacio programas, horarios e información inherente al curso y se promueve la comunicación fuera de los límites áulicos entre los alumnos y el docente, o para los alumnos entre sí”.

La misma autora presenta esta modalidad quizás como de una calidad “menor” frente a usos ampliados, postura que no compartimos del todo. Como dijimos, cada circunstancia y necesidad puede requerir de un uso particular del aula virtual y eso es respetable.

Nuestro escenario posible

Imaginemos diferentes casos:

Una profesora enseña en un Profesorado de Literatura. Ve a sus alumnos dos veces por semana, y desarrolla una modalidad de clase en la que trabajan los textos -previamente leídos- en la clase, analizándolos y discutiéndolos.

Su relación con los alumnos es cotidiana porque va casi todos los días al Instituto, por lo que no necesita, en principio, un aula virtual para contactarlos.

Sí encuentra la dificultad de que los alumnos se suelen quejar del gasto en fotocopias entre tantas asignaturas,o que a veces aducen no haberlas encontrado en la fotocopiadora y que por ende no leyeron, que no se leían claramente, etc. Por otra parte, el texto fotocopiado como medio le resulta insuficiente como portador de contenidos. Sin duda, para su asignatura le sería de gran utilidad que puedan ver animaciones y/o videos para comprender mejor ciertos conceptos.

Por eso, la profesora se plantea como objetivos para su aula:

  • Subir documentos al aula para que los alumnos los tengan siempre disponibles y sin costo. O hasta libros gratuitos, que por costo serían difíciles de fotocopiar.
  • Presentar enlaces a sitios informativos y/o a videos que puedan mostrar de un modo más rico lo presentado en los textos.
  • Anunciar fechas importantes en el calendario del aula (entregas, parciales, etc.) para que todos estén avisados.
  • Publicar noticias que les lleguen a los mails de los alumnos para avisar de algo importante para la cursada o simplemente que se subieron los materiales anteriores.

“Aula Extendida o Ampliada”.

Este modelo presenta dos funciones comunicativas:

  • Brindar información de la asignatura en un modo de broadcasting o emisión.
  • Posibilitar la comunicación con los alumnos a través del aula generando feedback o retroalimentación.

Desarrollemos un ejemplo…

Fuera de los muros

Otro docente tiene dos horas semanales presenciales solamente, por lo que, en principio, optó por un uso del tipo “auxiliar” del aula; es decir, subir allí el programa de su materia, fechas importantes y los textos a leer.

Pero se encontró luego con que, después de haber subido los materiales de lectura de una semana a otra, algunos alumnos/as no habían accedido a ellos; o sí, pero no comprendieron algunas ideas y no avanzaron o abandonaron el texto, o no captaron la relación del documento con el tema de la unidad y con los demás materiales, etc.

Se dio cuenta que tal vez debía pensar el espacio de otro modo, no solo como un repositorio que se ofrecía poco tentador, que debía potenciarlo.

Por lo tanto, decidió apelar a las herramientas de comunicación que presenta el aula para que los alumnos/as pudiesen realizar consultas, ya sea sobre algún concepto puntual de los textos, sobre su sentido en el marco general de la unidad, sobre la obligatoriedad de algunas lecturas, etc. Es decir, habilitar herramientas como el correo del aula y el foro no solo como canales posibles, sino “institucionalizándolas”, haciéndolas formar parte de una estructura de mediación pedagógica entre el docente, los alumnos y los contenidos.

Es decir, que pensó el aula como algo más que una ayuda, cambió su mirada al proponerla como un instrumento útil para que los alumnos gestionasen mejor su proceso de aprendizaje basándose en criterios de flexibilidad y de autonomía del alumno, en la disponibilidad tecnológica y en las relaciones cada vez más naturales que tienen los alumnos con las web como medio para construir saberes.

Así, y al menos hasta aquí, la propuesta modélica del docente consiste en utilizar el aula para brindar información, suministrar contenidos y habilitar vías de consulta sobre esos contenidos para llegar de mejor modo al encuentro semanal presencial y aprovecharlo en mayor medida. De ese modo, ese algo tan propio que es el intercambio en el aula presencial se puede “extender” al aula virtual.

Uso de la Biblioteca de archivos

El aula cuenta con diferentes secciones. Estas poseen un nombre de referencia, pero es posible ajustar el mismo según la necesidad. Por ejemplo, si necesitamos en nuestra Aula una Biblioteca, podemos modificar el nombre de la sección Archivos; entonces, la sección Archivos se llamará ahora Biblioteca. En ella (y cualquiera sea el nombre que usen) ustedes van a subir a futuro, en sus aulas reales, documentos para sus alumnos. Por documentos nos referimos a archivos de texto en formato doc, pdf, odt, etc., planillas de cálculo, imágenes fotográficas, diagramas, etc.

Es importante, para los alumnos, que esa serie de archivos que se irán acumulando con el tiempo tenga cierta organización, porque tenerlos todos juntos puede ser confuso para su acceso posterior.

Por eso, se sugiere trabajar con carpetas o categorías dentro de la Biblioteca y que antes de iniciar la carga de material piensen cómo van a organizar esos archivos.

Las alternativas son varias:

  • Por tipo de archivo: documentos de texto, planillas, imágenes.
  • Por unidad temática: todos los archivos de la Unidad 1, de la 2, etc.
  • Por obligatoriedad: separando textos de lectura obligatoria u optativa.
  • Por utilidad en la materia: documentos de lectura, trabajos prácticos, etc.
  • y otras alternativas.

Lamentablemente, no existe la posibilidad de crear subcarpetas; por eso será esencial que al subir un archivo este tenga:

  • Un nombre claro: Por ej., no “056745gg.pdf” si no “Modelo_Gilly_Salmon.pdf”. Recordar que en internet no se utilizan tildes ni ñ en los nombres de archivos. Los navegadores los traducen de maneras poco felices.
  • Una descripción suficiente.
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