Seguimos con nuestras clases virtuales

Ya sabemos cómo crearlas, ahora vamos a enriquecerlas.

La situación extraordinaria por la que estamos atravesando nos ha puesto en el desafío de buscar respuestas para acompañar a nuestros/as alumnos/as en el marco de las instituciones en las que trabajamos.  Sabemos de la importancia de mantener la escuela abierta aun sin asistir presencialmente a ella y del esfuerzo realizado en estas semanas de aislamiento generando estrategias diversas para sostener el intercambio y la continuidad educativa con los y las alumnos/as, lo que ha confirmado una vez más el compromiso de muchos/as docentes y estudiantes de la formación docente.

El aula es un espacio material y una estructura comunicativa. Las aulas virtuales vienen a aportar ese espacio pensado para los mismos fines que la escuela presencial. Pero esto no implica que una clase virtual sea lo mismo que una presencial, aunque esta se dicte de manera sincrónica por videoconferencia.

Cuando estamos en nuestras instituciones el “afuera”, permanece en otra dimensión. El espacio aula nos permite un tiempo y un lugar para desarrollar nuestra tarea. En la virtualidad, y más en estos momentos, los mismos artefactos que nos permiten vincularnos con el mundo exterior, son los que nos acercan a la formación. Pero por eso mismo se convierten en grandes distractores. Por ejemplo, mientras sucede la videoconferencia en ese mismo teléfono o computadora recibimos 1, 2, 7, 100 WhatsApp, llamados, videos, etc., que distraen la atención de todos.

Al mismo tiempo, en general, las posibilidades de tener espacios en cada hogar destinados sólo para el estudio son muy limitadas. El estudio y nuestro trabajo como docente comparte el espacio con la vida cotidiana de cada hogar.

Por todo esto queremos proponerles algunas ideas de clases virtuales que puedan permitirles a cada uno/a de ustedes el armado de sus “clases” y a sus cursantes la administración personal de su tiempo. En Formación Docente tenemos la ventaja de que nuestros/as cursantes son adultos/as y pueden autorregularse con nuestra ayuda y apoyo.

Sabemos que las redes digitales pueden ofrecernos potentes redes humanas, pero esto depende de la propuesta que realicemos.

Veremos algunos casos de situaciones existentes y aporte de mejoras de esas propuestas:

Videoconferencia en el horario de clases

Este recurso sumamente potente nos permite comunicarnos de manera sincrónica con todos/as nuestros/as cursantes. Ahí donde está la ventaja está también la desventaja. ¿Qué sucede en los hogares donde hay una sola computadora y varios necesitan conectarse al mismo tiempo? ¿Qué consumo de datos implica estar dos horas en línea con videos? ¿Qué sucede cuando no se escucha bien o se entrecorta?

Esto no quiere decir que no sea un recurso muy útil, pero podemos usarlo por ejemplo para consultas en pequeños grupos con horarios acordados, para presentación de trabajos grupales, para explicaciones breves de temas nuevos, para mantener el vínculo, que no es un detalle menor.

Video filmado

Hemos escuchado muchos relatos de docentes muy bien intencionados que se filman para una clase de dos horas. Esto luego implica problemas para compartir esta información, incluso subirlo a YouTube lleva mucho tiempo y esfuerzo. Pero, además, hay muchas investigaciones que detallan el tiempo de atención a un video, son 10 ó 15 minutos.

La propuesta es hacer videos cortos por tema. 

No más de 10 minutos, si se animan con una placa introductoria que indique lo que se va tratar. Esto permitirá volver al contenido rápidamente sin necesidad de jugar a la búsqueda del tesoro.  Es indispensable hablar lento y claro. Usar un lenguaje ameno, cuidar la iluminación del ambiente, evitar los ruidos externos. Lo ideal es hacer un guión previo para ordenar el discurso. Porque cuando la cámara se prende… no es todo tan simple.

Audios

El audio es un recurso válido, pero mucho más complejo para mantener la atención. No es posible buscar de manera simple “la parte que no entendimos”, retomar, dejar y volver. 

En el caso de utilizar audios deben ser muy cortos y muy específicos y necesariamente acompañados de un texto que le dé contexto. Pensemos en nuestra vida cotidiana: un audio de WhatsApp de 5 minutos nos parece una eternidad. Imaginemos un audio de dos horas, es imposible sostener la atención.

Materiales escritos

Son los materiales históricamente más cercanos a nuestra tarea. Pero nuestra función es mediar el material, tender puentes entre el contenido y el/la estudiante. Generar una guía que le permita a nuestros/as estudiantes comprender los aspectos centrales de la tarea.

Y ahí sí podemos complementar con un video corto o un audio cortísimo. La virtualidad debería sostener las buenas prácticas presenciales. Debemos justificar las lecturas, explicar qué leer, hacer guías de lectura, etc. Esto vale para la presencialidad también, desde luego.

Actividades

La virtualidad no implica que pidan “tareas” de manera frenética. Si no pedimos trabajos prácticos semanales, ¿por qué lo haríamos ahora?

Las actividades como siempre deben responder a los objetivos planteados, deben ser situaciones que permitan a los/as estudiantes comprender los contenidos vistos y no una suma de exigencia para realizar un “como si…”.

Incluir muchos videos en las clases

Sabemos que existen muchos recursos disponibles, partes de películas, documentales, investigaciones, etc. Pero recordemos que los videos también necesitan guías de lectura, qué mirar en esa película, a qué parte deben prestar atención.

La virtualidad nos exige explicitar todo. Nuestros/as estudiantes no adivinan por qué incluimos ese video en ruso sino explicitamos que el objetivo es mirar el vestuario para comprender el momento histórico, por ejemplo.

Imágenes

Las imágenes son transportadoras de sentidos. Existe una fantasía sobre la decodificación natural de las mismas solo porque nos rodean y esto tiene cierta falsedad: miramos el mundo desde lo que conocemos.

Hoy todos entendemos este gráfico de arriba, o sabemos de qué habla, pero hace un año atrás solo algunos especialistas podían decodificar esa información.

Como señala acertadamente Prieto Castillo (1999):

Una fotografía dice siempre menos que la realidad y dice siempre más. Menos, porque capta apenas un aspecto de ella, no puede jamás recrearla en toda su riqueza. Más, porque incluye la intencionalidad del comunicador.

En esa relación, el más y el menos, nos movemos a diario. Porque percibimos paisajes, situaciones, personajes; están allí, podemos verlos. Y a la vez es necesario reconocer que esa presencia es una construcción, un recorte intencionado, una toma de posición por parte de quien fotografía, filma, graba, dibuja. Miremos este ejemplo: fotografías desde distintos puntos. Las infografías, por ejemplo, ayudan cuando son un complemento en la comprensión del tema, un cuadro con textos poco legibles aporta más ruido que soluciones. Las imágenes de todo tipo son nuestras aliadas, pero debemos tenerles el debido respeto.

Y llegamos a la clase

Analicemos la siguiente situación:

Estamos con un niño de tres años en una plaza en la que hay un animal y le preguntamos si sabe qué es. El pequeño, que es muy analítico dice: “tiene patas, tiene cola, tiene orejas… una vaca.” Era cierto tenía todo eso, pero era un pony (un pequeño caballo).

Lo que necesitamos hacer es armar el guión de nuestra clase. Imaginarnos lo que estudiamos en el profesorado: eso de introducción, desarrollo y cierre de la clase. Pensar los objetos y escribir la estructura de la clase.  Iremos completando este guión con los recursos, pero cual costurera, hilvanando los contenidos, de modo de darle a esta clase coherencia, reponiendo lo que falta, dando sentido a cada acción.Traemos este relato porque no siempre la suma de las partes es igual al todo.  En este caso la suma de todos los recursos no son necesariamente una buena clase virtual (tiene texto, tiene video, tiene imágenes, tiene audios).

“La particularidad de la comunicación escrita es que se trata de una comunicación diferida, es decir, que la emisión y la recepción del mensaje escrito no se producen en forma simultánea, sino que existe un tiempo entre una y otra. Esta característica obliga al/la escritor/a a imaginarse a su destinatario/a -que no está presente- y así adecuar su discurso a la comprensión de este.

El carácter diferido de la comunicación escrita exige que el/la escritor/a produzca un texto autónomo, es decir, que pueda funcionar por sí solo en ausencia de su emisor, puesto que este no estará presente cuando el texto llegue a la vista del destinatario/a. Por lo tanto, el texto escrito se revisa y se corrige antes de ponerlo en circulación para evitar malentendidos. A diferencia de la comunicación oral, más espontánea y menos planificada; la escritura es más controlada: el/la escritor/a puede planificar o reformular lo escrito siempre que lo considere, en función del éxito de su intención comunicativa.” Lisandro Laura

¿Y si nos animamos a más?

Y como en aquella vieja película “El día de la marmota” ya sentimos que todos los días son iguales y podemos ir por más. La idea no es sumar recursos solo por sumar recursos sino pensar cuáles pueden ayudar a nuestras y nuestros estudiantes a comprender mejor, o incluso a utilizar estos recursos en las actividades que les solicitamos.

Vamos con algunas propuestas superadoras:

Videoconferencia pero asincrónica

Todos los software de videoconferencia permiten compartir pantalla. Podemos armar una clase breve, solos sin público, usando más recursos, por ejemplo esa presentación que tenemos armada, un gráfico, una imagen, un video. Simulamos un poquito de la clase presencial. Breve. Si lo hacemos con Meet de Google el mismo software guarda el video en nuestra cuenta de drive y luego solo resta embeberlo en el aula.  Pero también es posible hacer esto mismo con Zoom, con Jitsi, con BBB, etc., solo que deberemos luego publicar el material en algún sitio como Vimeo o YouTube.

Realizarlo en soledad nos quita presión, nos permite hacerlo varias veces hasta que nos guste y permite sobre todo a nuestros/as cursantes ver el material todas las veces que sea necesario y eso ya es una propuesta más interesante que nuestra sola presencia. Este recurso nos quedará para usarlo el cuatrimestre que viene, el año que viene, para dejarlo en nuestra aula virtual de apoyo, etc.

Armado de presentaciones

Con software que están en la nube como Canva. Estas presentaciones son mucho más livianas que PowerPoint y nos permite compartirlas o enviar el link. Ofrece una gran variedad de planillas para facilitar la edición.

Videos editados

Podemos filmarnos y editar el video. Agregar pantallas con preguntas, agregar explicaciones, flechas, gráficos.

Existen muchos programas que nos ayudarán en esta tarea. Tienen disponibles varios tutoriales.

Organizadores gráficos

Podemos crearlos al finalizar la clase, de modo que quede plasmado en el aula las relaciones de los contenidos vistos, la vinculación con otros contenidos o podemos solicitar este mismo trabajo a nuestras estudiantes.

Elaboración de materiales interactivos

Existen varias aplicaciones, entre ellas dos sitios muy simples de usar y gratuitos: Genially y H5P.

Luego de registrarse en Genially es posible armar contenidos variados con plantillas preconfiguradas para hacer diferentes presentaciones visuales animadas e interactivas.

En H5P, además tenemos la posibilidad de crear ejercitación con contenido propio del tipo juegos de memoria, selección múltiple, rellenar huecos, crucigramas, etc.

Más ideas y aportes

Les sugerimos ver la presentación de La clase en pantuflas de Inés Dussel

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